domingo, 18 de septiembre de 2011

La Eternidad (Con la participación de Crangoche)




Y que es la vida sino un delirio?”
-Delfín C.









Cuando desperté el sol de California me quemaba los ojos, era el día que iba a volver a Buenos Aires por primera vez en muchos años, mi bolso estaba preparado, puse mi anotador en el bolsillo de mi saco, una buena lapicera, y ya estaba listo para enfrentar ese largo viaje en avión, una vez más.
Durante el vuelo me propuse atrapar toda la poesía posible en un solo cuaderno en el cual pudiera todo el tiempo detenerse por un instante.


Por alguna razón en esta vida algo me atrajo hacia el cine, todo comenzó con el el teatro, un simple escenario por el cual pasan obras como vidas, tragedias, dramas, comedias, y terminé dirigiendo varios éxitos en Hollywood, como parte del azar, pero era ese el plan que había para mi en esta vida?


Tantos años, tantos recuerdos de vidas pasadas, y yo no podía reencontrarme con esa sensación, esa presencia que explicara mi existencia.
Recordaba un perfume, el cantito de un hablar y un tono de voz, sentía apenas las reminiscencias de una incomprensible sensación de independencia y libertad a través de las épocas, y sin embargo llevaba vidas enteras sin poder encontrar esa esencia, por alguna razón, aún me sentía inmaduro.


El recuerdo, aunque vago, me fue ventaja para saber que tenía que volver a Buenos Aires, pero no hubo una señal sino hasta que un viejo amigo de mi juventud me invitó a volver, con un proyecto sorpresa, a esta ciudad que encontré, que ya no era la misma.

Tantas épocas me perdí, habían cambiado muchas cosas en el barrio, mi viejo amigo cineasta me llevó a la escuela donde alguna vez filmamos y dirigimos una película en equipo, cuando estudiábamos cine juntos, según su propio concejo el momento que se aproximaba cambiaría el rumbo de mi carrera como director.


En esa época de mi vida, yo caía en un abismo espiritual, todos los recuerdos de vidas anteriores eran como piezas de un rompecabezas demasiado complicado de armar, entre tantas pequeñas pistas y desde mí mismo no podía tener una visión completa de la realidad.
Llegué a sentir que estaba en un inmenso océano de olas sin sentido, sin dirección, en caos, que me arrastraban y yo ya cansado de nadar contra la corriente, por momentos intenté dejarme llevar, por momentos me hundí, por momentos me ahogué.



Caminando con Rodolfo, mi viejo amigo, padrino que me introdujo al cine en mi juventud de argentino bohemio y solitario, me llevó a esa misma escuela que había olvidado hacía un largo tiempo, varios grupos de alumnos adolescentes estaban formados para tomarse las fotos de fin de año, me trajo recuerdos del pasado. 
Entre los jóvenes me llamó poderosamente la atención un chimpancé que llevaba una camiseta de Los Angeles Lakers, se me ocurrió que era algo extraño o al menos novedoso para lo que recordaba yo como los tiempos escolares.

Rodolfo me llevó hacia el chimpancé, me lo presentó, su nombre era Crangoche, a mí me pareció que no había nada de extraordinario en ese mono, sin embargo Rodolfo me contó que le habían dado una beca del gobierno como una iniciativa estudiantil, aquellos que conocían a Crangoche daban fe de su coeficiente intelectual y aseguraban que su sueño era poder recibirse y ejercer una carrera universitaria.

No obstante, algo no había funcionado con el plan de iniciativa estudiantil, que la presidenta de la nación argentina Reina Reech había aprobado, hacia mas de 10 años que Crangoche estaba en la secundaria, sin poder terminar ni demostrar ningún progreso en sus estudios. 

Al margen del lado negativo de su vida, el chimpancé había despertado cierto instinto de glamour entre los compañeros de su clase, que lejos de discriminarlo lo admiraban por su buen gusto con las camisetas de equipos de basquetball y su conducta transgresora.
Eso fue lo que le valió la popularidad al muy querido Crangoche, por lo cual se lo empezó a requerir en papeles importantes en series y novelas de la televisión argentina, ya en Estados Unidos su nombre comenzaba a hacer eco, tras haber ganado algunos premios internacionales por su labor en el cine y la televisión.


 Aunque me desanimó un poco la idea de tener que encontrar un motivo para llevar a la pantalla grande a un mono sin talentos evidentes, me desanimó mucho más, el saber que se requería de un permiso familiar para poder contar con el.
Le pregunté a Rodolfo a que se refería con "Permiso familiar" y me respondió que necesitaba una "autorización firmada por los padres", obviamente adoptivos de Crangoche, que certificara que trabajaríamos yo y todo el equipo de filmación sujetos a voluntad de las jornadas en que el joven Crangoche pudiera estar dispuesto a prestar sus servicios actorales, es decir, en otras palabras, que todo dependía de sus ganas y estado de ánimo, y que la firma debería ser nuestra no de los padres del monito.
Me pareció una locura que todo un equipo dedicado al cine seriamente se pusiera a disposición de un chimpancé que no puede terminar los estudios, a pesar de sus premios y nominaciones en el mundo artístico. Que tan bien puede actuar un mono? 
En realidad lo que me molestaba era pedirle permiso a su familia para que nosotros hiciéramos lo que su hijo adoptivo le plazca, llegué a enojarme bastante con Rodolfo por persuadirme de la idea, sin embargo al día siguiente estábamos en la puerta de la casa de la familia de Crangoche con el contrato listo en mano.
No me sorprendió ver lo orgullosos que estaban sus padres de los logros de Crangoche, nos sentamos a tomar un té de boldo, que no me gustó para nada, pero que tomé a sorbos ínfimos. 
Nos mostró todos sus trofeos, medallas, y diplomas ganados durante su corta joven vida, como un niño que presume sus juguetes, luego comenzó a golpear una mesa que estaba en su cuarto, según sus padres nos estaba demostrando lo frustrado que estaba por no poder terminar la secundaria y egresar con ninguna clase, nunca pudo conocer Bariloche, con la importancia que esa ciudad tenía para él.
Tuvimos una larga conversación con los padres de Crangoche, una pareja muy tranquila que decidió adoptar a un chimpancé superdotado.
Lo lamentable es que a pesar de nuestra insistencia, se negaron a firmar nuestro contrato argumentando que este año Crangoche estaba muy concentrado en sus estudios, que era su meta más importante, y que ellos consideraban al arte "una mala influencia" para su hijo, que ya tenía suficientes causas para fracasar en sus verdaderas metas.

A pesar de haber sido rechazados supe que ese no era el final de la historia.
Rodolfo se ofendió, por mi falta de insistencia, y decidió explicarme el proyecto por el cual me había hecho viajar tanta distancia, comencé a sentir una luz sobre mi vida.
Rodolfo estaba obsesionado con la biografía de un escritor expatriado y nómade, muerto décadas atrás, antes de que yo hubiera nacido.
  Rodolfo se había inspirado en este escritor, quien había colmado una vida de desamores, soledades infinitas, y gozado del anonimato, quien alguna vez había tenido un sueño, un deseo, que merecía al menos una mala película de Hollywood.
Pase noches leyendo el corto relato en que explicaba esa escena post muerte, y me preguntaba, como la muerte puede ser una obsesión en la vida de un hombre.
Luego de toda una semana de darle vueltas al asunto, en el escritorio del hotel donde me hospedaba en Bs As, como un milagro, recibí una llamada de los padres de Crangoche, fue cuando supe que aquél horrible té de boldo había valido la pena.
Los padres de Crangoche argumentaron que desde que yo me había ido esa tarde de su casa, el joven chimpancé no dejó de golpear cosas, lo cual interpretaron como una evidente protesta de sus ansias de participar en mi película.

  Así es como llegó la tarde en que nos encontramos en un restaurante en la tan colorida peatonal Florida, apestada de gente, y Crangoche emocionado decidió aceptar el papel principal de nuestra película.
Meses mas tarde, habíamos terminado la filmación, y allí estábamos los tres, Rodolfo, Crangoche y yo, sentados frente a la gran pantalla, comiendo pochoclos en el estreno de la película que seria nuestro pequeño regalo en honor a aquel escritor que nos había inspirado a comprender un deseo más allá de la vida y la muerte.




LA ETERNIDAD




Cuando el autor anónimo que inspiró esta historia murió, sus cenizas fueron encerradas en un frasco de aceitunas, junto con algunas cucharadas de café y una junta de diferentes clases de marihuana.

Ese mismo día, por la noche, un convoy dirigido por un grupo de chimpancés superdotados en un sentido intelectual, llevaron el frasco en una misión a Plutón que cumplirían con grandes honores.
-”Tal como él ha querido” -se les ordenó a los chimpancés, mientras la mayoría de la gente ignoraba el sentido de la misión de este convoy, haciéndose las mismas preguntas, esperando, detenidos mientras el tiempo corría, aguardando.
Todos sus escritos, sus poesías, relatos y cuentos, fueron reducidos a cenizas y fusionados con las de su cuerpo.
En la tierra, las flores seguían creciendo, y la vida seguía fluyendo, el planeta seguía girando, y los chimpancés lo observan a la distancia, entre el brillo impalpable de las estrellas.
Al llegar a Plutón, el teniente Crangoche dió la orden de arrojar el frasco contenedor de las cenizas, cuando esto sucedió, el frasco de vidrio se convirtió en millones de partículas, y las cenizas finalmente se hicieron parte del infinito.
Una lágrima cayó de uno de sus ojos de simio, y una sonrisa en su cara, iluminó su consciencia superior a la de tantos humanos (Escena que le mereció un Oscar).
Al regresar los chimpancés superdotados a la tierra, se enfrentaron a la depresión por reencontrarse con sus familias de chimpancés ordinarios, pero con el tiempo olvidaron sus experiencias en el espacio, y volvieron a incorporarse a la sociedad de chimpancés.
Por amor a la naturaleza, y a sus seres queridos, pronto dejarían de ser tan extraordinarios como alguna vez lo habrían sido, y finalmente serían simplemente animales.
Mientras tanto, el deseo de ser parte del infinito de un escritor desaparecido completamente del recuerdo humano, como en algunos de sus sueños, alcanzó a la deseada eternidad, en la ultima escena de nuestra película, y nuestros rumbos cambiarían para siempre.
 
Poco tiempo después de que nuestra película ganó el primer premio en la entrega de los Oscar, Rodolfo se suicidó, y no tuve noticias durante algunos años acerca de Crangoche, hasta que una tarde de verano compró una targeta para llamarme, y su madre me contó que aun estudiaba la secundaria. El mundo giraba, siempre igual, yo abandoné el mundo del cine en busca del mundo espiritual, y las flores en el jardín de los vecinos cada verano seguían floreciendo.



u.V

8 comentarios:

  1. Una historia fantástica... Que me espanta al descubrir que es terriblemente verosímil. Es que lo del chimpancé es posible, y si no es real es porque no se le ha ocurrido a ningún manguta inyectado en el poder.

    Lo terrible del relato es directamente proporcional a su calidad. Desbordante de las dos cosas.

    Seguro que Plutón no volvería a ser el mismo después de recibir la obra de ese gran escritor.

    Lo peor de que la vida sea un delirio es que esos delirios ser convierten, realmente, en la vida misma. Y así estamos.

    Y lo que es una verdadera lástima es que esa junta de diferentes clases de marihuana se desperdicie de esa manera. Oye, que eso se fuma.

    Muchas gracias por la cita.


    Un abrazo.


    Delfín C.

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  2. Gracias Delfín, vos lo dijiste, que es la vida sino un delirio? Que nos quedará cuando ya no podamos delirar?
    Un abrazo grande, y gracias por leer mis cosas antes de que sean destruídas por el olvido.

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  3. Una Genialidad Ismael, graciosa, mística, realista, mágica, y coincido con Delfin, con un toque de verosimilitud inquietante!

    Saludillos!

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  4. Muchas gracias Mr. Daltanos
    Este es uno entre un par de relatos que me costo bastante escribir a causa de una falta de concentración que termino mutando en apatía, es muy peligroso ese síndrome que ataca a los que despegamos los pies de la tierra.
    Y me alegra saber que hay alguien mas que comprende esos instantes delirados como un viaje atractivo.
    Saludos maestro, gracias por seguir estando.

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  5. es increible! no puedo parar de reirme desde que lei la palabra "chimpancé" es q ya conocía parten de la historia como un recuerdo de vidas pasadas y es una genialidad todo esto! Reina era la precidenta!!! xD

    te felicito nene! lo plasmaste de una manera increible! esto es una pelicula! te merecés un Oscar! xD
    te quiero mucho.

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  6. Qué historia más bonita! Aunque un poco tétrica esa visión de cómo se esparcían tus propias cenizas. Pero reconozco que yo también he fantaseado sobre cómo me gustaría que fuera mi propia muerte, y funeral. Me ha enternecido la historia del chimpancé.
    un abrazo!

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  7. Charlie: Quien mejor que el comandante Crangoche para Liberar mis cenizas en el espacio? Reina Reech presidenta te sorprendería? Jaja
    Gracias por leer mi relato, quería saber tu opinión.
    TQM.

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  8. Alvaro:
    Gracias por tomarte el tiempo de leer este relato, y me alegro mucho que te gusto.
    Este Chimpancé imaginario me viene persiguiendo hace meses, ya era tiempo de darle un lugar en mi película.
    Un abrazo

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