miércoles, 27 de abril de 2016

La Libertad y el Amor





Te vi volar
como un ave libre,
Te vi abrir tus alas al viento,
y alejarte como el sol se va
cuando oscurece en invierno,
te llevaste la tibieza
bajo un ala.
Y entonces sospecho que no es real
este clima de primavera...
y cuando una flor se abre
veo tus ojos en todas partes,
y entiendo todo lo que no sé.
Te vi volar a los confines
donde ya nada puedo ver,
y te pedí un deseo,
y te llevé una flor
a un lugar lejano
como una ofrenda a una gran Diosa.
Tuve que aprender a hablarte sin palabras,
aprendí a rezarte en silencio,
te agradecí por el pan y el jugo.
Te canté melodías tristes,
como un pichón abandonado,
en un nido vacío.
Aunque ya soy grande,
y es tiempo de aprender a volar,
he contado todas las pajitas del nido,
cuatromil ochocientas veces,
esperando a que volvieras por mi.
Y este bonsai es muy alto,
y aún no quiero volar,
y te sigo esperando, Madre.




Ismael u.V

1 comentario:

  1. Y, ¿Como dejar de esperarla? Se me antoja imposible.

    Grande Ulises, como siempre.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar