Sobre vos y otras bendiciones

Así que... café... o un beso fresco? Me refiero a tus labios, que acariciados por las yemas de mis dedos me despiertan todo, me decido? Que te parece si me meto entre los árboles y enredaderas de tu jardín psicodélico? A respirar el aroma de humedad de las cascadas que emanan luz de tu interior.
Si llueven hojas rosadas de tu árbol corazón, como gotas precisas en mi asfalto, haré que reboten, te las devolveré todas juntas... haremos que transiten por este puente mio que da hacia vos, cuya piedra cuidara la solidez de tus pasos, para que cruces y descruces, seré  capaz de extender extremos atravesando el arco de la ciudad mágica que cuidaste para confiarla a mi para regir.
Me disculpo por desearte tanto, pero esta ronda te la invito como un vino o un cigarro, sin mirar la pagina próxima del libro de mi vida, adivino constante esa expresión suave que te caracteriza cuando me aventuro a penetrar ese arco, abrir las puertas y entrar a tu mundo vivo, con firme intención.
Vos podes escalar mi mundo de piedra, mientras yo te cuento mi travesía, me veras muy bien desde las cimas, escribiré poesías en tus piernas, en tu espalda, y mas abajo, vos sentirás la naturaleza de estos milenios de vigor que me refuerzan la vibra. Abrazarás los muros de todos estos puentes míos que dan a vos...
Yo recorreré cada pasillo, cada calle la volveré avenida, y entre ellas extenderé todo puente.
Ya enlazados, tocaremos el aire de una atmósfera sin gravedad.
Sonreí, que tu sonrisa es un arcoiris de azúcar, que me indica la dirección a la aldea lúbrica donde latimos al unisono, y donde la delicia nos agasaja de sabores, perfumes, pulsión... 
Ciudad de curvas bailarinas, donde me caso, entero, con vos, Diosa acuariana, piel soñada en acuarelas, Reina sirena de manos tibias con que le permitís cadencia a los océanos en la misma armónica proporción de tus caderas.
Mis cejas dicen que quiero vivir con vos en vos, jugar con mis manos en la arena de tus playas, siempre al borde de vos, rozándote hasta con el aliento loco de mis temporales.
Ya, el aplauso de las olas, cae como brillantina causándome un leve cosquilleo, el viento entre el pasto te susurra que sos mía, y sentís, y te entregas, al milagro de amarnos, mientras espío tus sonrisas de terciopelo, antes de quedarme dormido, dentro de vos.
Me sorprende haber llegado tan profundo, hundido en tu interior, justo hasta el infinito, donde soy dorado, y vos alimentas tu ser de mi penetrante fuerza impuesta a tu disposición.

Sobre vos y otras bendiciones


Me alcanza
con tu sonrisa
para aprender
esta verdad maravillosa
que no tiene puntas
sino purezas.
Preguntaran porque
quizá algunos,
quizá nadie pregunte,
pero los porque son solamente
crema brillante
en el cielo de nadie.
Te descubrí en mi infancia
cuando nacías,
en la primavera,
en mis primeros sentimientos de dicha,
y en mi asombro
cuando aparecieron
los primeros grillos
iluminando la oscuridad
del fondo de casa.
Algunos afirmaran
que conocen la dicha,
otros dudaran incluso de su existencia
como una fortaleza,
un recinto.
Sin embargo,
es solamente aferrándonos a ella,
resignandonos a ella,
abrazándola,
con tenacidad
que somos plenos
sin fin
ni extremo.
La dicha siempre alcanza,
nos alcanza,
nos busca,
nos espera,
nos pertenece,
nos reconoce,
nos corresponde,
como un ciclo de ciclos.


u.V

Dedicado a mi Linterna hermosa, la luz de mi corazón, mi Char.