jueves, 19 de julio de 2018

El deMonio

Los relámpagos se apagan
cuando tu sombra truena
llena de galaxias 
y agujeros negros.
Hemos dejado oxidar
todas las verdades hermosas
que conoció el mundo
bajo la tormenta eléctrica
de nuestros egos hambrientos,
nos despedazamos de amor.
Yo fui tu sapo de tres lenguas,
un extraterrestre hablante,
vos mi muñeca con un vestido
tan apretado que no podías respirar.
Las ruinas que dejamos
son arte expuesto,
y de dolor
en tus niños sin ojos,
y las flores sangrientas
de la virgen murciélaga
madre de tu Dios.
Arrasamos la normalidad
con tierna locura,
nos hicimos una extraña familia,
aprendí anatomía
besando tu cuerpo perfecto. 
Pero nuestros sueños
nacieron imperfectos,
ángeles con cuernos, sin alas,
y desde que te dió lo mismo
el cielo, la tierra o el infierno,
mi corazón se derrumbó a pedazos
con los que armaste una pared
entre nuestras almas 
cada vez más rotas, más quebradas.
Gira conmigo un zumbido
pequeño eco de tu voz lejana,
a veces ruge como un chasquido,
a veces sopla mis orejas 
como un viento frío
que me recuerda ese invierno tuyo
que fue mío,
nuestro lugar escondido
de este mundo tan normal.
Ahora que no estás
te juro que viajaría a Marte
si allí pudiera encontrar
esa otra parte de vos y yo,
eso que fuimos juntos, 
porque fue una hermosa locura
que El deMonio nos jugó
y porque juntos fuimos lo mejor
que me podía pasar.



Ismael u.V




2 comentarios:

  1. Los hoys rotos son duros de soportar y de sobrellevar, pero también son ayeres pletóricos de amor y pasión.
    Quizá sean mañanas de nuevos amores más sabios.

    Gran poema, amigo.

    Juan Romero.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario Juan, últimamente no sé nada, pero me dicta la más maldita inspiración, y cómo voy a juzgarla?
    Un abrazo amigo!

    ResponderEliminar