Soy árbol de nadie,
tuyo,
hasta que desaprenda
esta respiración.
Hago lo poco,
y veo
cuando puedo
mi lugar vacío.
Sé dejar ir,
cuando no puedo
ser mejor.
Junto lágrimas disecadas
en un frasco
debajo de mi cama,
conozco a los peces
que nadan sin rumbo
en las peceras,
y los comprendo,
Yo también soy contenido
por esquinas, transparentes,
desde donde observo,
habrá algo más allá?
Las noches y los días
pasan sin pasar,
o no sé como pasaron.
Hay un lado
de mi que se fue,
le escribí para que vuelva
y no volvió.
Las lineas entre yo
se desdibujan,
y ya no sé
que estoy intentando,
cuando tengo sólo esto
que queda
de mi espíritu.
Aunque evite la luz
y la sombra,
siento esa ausencia
que acompaña a mi soledad,
caminando a mi lado
paso a paso,
como un fantasma mío
que persigue algo
que nunca supe que tengo.
Es acaso un silvido,
que escucho en mi oído,
leve y seguro
me guía entre la oscuridad
y yo voy convencido
de andar sin destino
ni lugar,
mientras sea con vos,
aunque sea irreal,
aunque sea imaginado
y yo sólo sea un árbol
de nadie.
Ismael u.V
Hay veces en las que pienso que tener la consciencia de ser algo, un árbol de nadie, es el primer paso para poder construir, o evolucionar, a algo más satisfactorio, o menos desgraciado.
ResponderEliminarGran poema, he disfrutado mucho leyéndote.
Gracias por compartir.